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Mostrando entradas de marzo, 2017

"A La Corregidora", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera Al viejo primate, las nubes de incienso; al héroe, los himnos; a Dios, el inmenoso de bosques y mares solemne rumor; al púgil que vence, la copa murrina; al mártir, las palmas; y a ti -la heroína- las hojas de acanto y el trébol en flor. Hay versos de oro y hay notas de plata; mas busco, señora, la estrofa escarlata que sea toda sangre, la estrofa oriental: y húmedas, vivas, calientes y rojas, a mí se me tienden las trémulas hojas que en gráciles redes columpia el rosal. ¡Brotad, nuevas flores! ¡Surgid a la vida! ¡Despliega tus alas, gardenia entumida! ¡Botones, abríos! ¡Oh, mirtos, arded! ¡Lucid amapolas, los ricos briales! ¡Exúberas rosas, los pérsicos chales de sedas joyantes al aire tended! ¿Oís un murmullo que, débil, remeda el frote friolento de cauda de seda en mármoles tersos o limpio marfil? ¿Oís?... ¡Es la sabia fecunda que asciende que hincha los tallos y rompe y enciende los rojos cap

"A Salvador Díaz Mirón", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera Tienes en tu laúd cuerdas de oro que el soplo del espíritu estremece, y tu genio, como un alto sicomoro, entre borrascas y huracanes crece. No te brinda la musa sus favores entre mirtos y rojas amapolas: cuando quieres gozar de sus amores la acechas, la sorprendes y la violas. Tu verso no es el sonrosado efebo que en la caliente alcoba se afemina: vigoroso como Hércules mancebo acomete, conquista y extermina. El mar es como tú: con su rüido de tus estrofas la cadencia iguala; refleja el cielo cuando está dormido y en sus momentos de furor lo escala. Manuel Gutiérrez Nájera La obra del escritor mexicano Manuel Gutiérrez Nájera está  disponible en Amazon  para su  compra en línea . Más de Gutiérrez Nájera    |    Biblioteca de Autores Mexicanos (BAM)    |     Inicio    |     Contacto Puedes conocer más sobre la vida, la obra y el contexto del autor en la página de  Manuel Gutiérrez Nájera en Wikipedia .

"Siempre a ti", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera A ti, tan sólo a ti, canta mi lira: ahogar quiero la voz de mi garganta, pero es en vano, que por ti suspira, y trémula de amor tu nombre canta. Perdona. sí. mi sueño y mi delirio; perdona tanto amor, tanta ternura; mi alma expira en los brazos del martirio y canta, como el cisne, su amargura. Bien sé que tú no escuchas mis querellas, bien sé que tú a mi amor llamas quimeras, y con tus plantas inclemente huellas la casta flor de mi pasión primera. Comprendo que tu amor que tanto anhelo es sueño de mi loca fantasía, porque nunca el gusano llega al cielo, nunca se une la noche con el día. Yo sé que la desgracia me acompaña y sé que tu existencia es de ventura; ninguna nube tu horizonte empaña y yo bebo la hiel de la amargura. Mas, ¿qué quieres que haga. dicha mía, si el triste corazón nunca te olvida, si en ti piensa mi loca fantasía y enlazada a la tuya está mi vida? ¡La voluntad!... ¡Palabra mentirosa! ¡Quimérico poder del albedrí

"Si tú murieras", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera Anoche mientras fijos   tus ojos me miraban y tus convulsas manos   mis manos estrechaban, tu tez palideció. ¿Qué hicieras, me dijiste,   si en esta noche misma tu luz se disipara,   si se rompiera el prisma, si me muriera yo? ¡Ah! Deja las tristezas   al nido abandonado, las sombras a la noche,   los dardos al soldado, los cuervos al ciprés. No pienses en lo triste   que sigiloso llega; los mirtos te coronan y el arroyuelo juega con tus desnudos pies. La juventud nos canta,   nos ciñe, nos rodea; es grana en tus mejillas;   en tu cerebro, idea; y, entre tus rizos, flor. Tenemos en nosotros   dos fuerzas poderosas, que triunfan de los hombres   y triunfan de las cosas: la vida y el amor. Comparte con mi alma   tus penas y dolores, te doy mis sueños de oro,   mis versos y mis flores a cambio de tu cruz. ¿Por qué temer los años,   si tienes la hermosura; la noche, si eres blanca;   la muerte, si eres pura; la sombra, s

"¿Sabes lo que es un suspiro?", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera ¿Sabes lo que es un suspiro? Un beso que no se dio...   ¡Con cadena y cerrojos   los aprisionan severos,   y apenas los prisioneros   se me asoman a los ojos! ¡Pronto rompen la cadena   de tan injusta prisión, y no mueren más de pena   que ya está de besos llena   la tumba del corazón! ¿Qué son las bocas? Son nidos.   ¿Y los besos? ¡Aves locas! Por eso, apenas nacidos,   de sus nidos aburridos   salen buscando otras bocas. ¿Por qué en cárcel sepulcral   se trueca el nido del ave?   ¿Por qué los tratas tan mal, si tus labios de coral   son los que tienen la llave?   Besos que, apenas despiertos,   volar del nido queréis a sus labios entreabiertos en vuestra tumba, mis muertos,   dice: ¡Resucitaréis!  Manuel Gutiérrez Nájera La obra del escritor mexicano Manuel Gutiérrez Nájera está  disponible en Amazon  para su  compra en línea . Más de Gutiérrez Nájera    |    Biblioteca de Autores Mexicanos (BAM)    |     Inicio    |

"Por la ventana", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera Prostituir al amor.... Llegar artero, de noche, entre las sombras, recatado esquivando los pasos y, mañero,   la faz hundida y el embozo alzado. Tender la escala con la vista alerta,   trepar por la pared que se desgrana,   y adonde todos entran por la puerta, entrar como ladrón, por la ventana. Apagada la luz, hablando quedo,   temerosos, convulsos, vergonzantes: sintiendo juntos el amor y el miedo   contar con avaricia los instantes. Querer que calle hasta el reloj pausado   que cuelga en la pared, alto y sombrío;   ser joven, ser amante, ser amado   y estando juntos ¡tiritar de frío! Sentir el hielo que en las venas cunde   cuando los nervios crispa el sobresalto;   y maldecir a luna si difunde su delatora luz sobre lo alto. Buscar lo más obscuro  de la alcoba y ver, con vago miedo, las junturas por donde entra la luz, como quien roba, cobarde, vil, con antifaz y a obscuras.   Y  temblar de pavor si ladra el perro y si las on

"Pax animae", Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera ¡Ni una palabra de dolor blasfemo!   Sé altivo, sé gallardo en la caída, y ve, poeta, con desdén supremo   todas las injusticias de la vida. No busques la constancia en los amores,   no pidas nada eterno a los mortales, y haz, artista, con todos tus dolores,   excelsos monumentos sepulcrales. En mármol blanco tus estatuas labra,   castas en la actitud aunque desnudas,   y que duerma en sus labios la palabra y se muestren muy tristes... ¡pero mudas!   ¡El nombre!... Débil vibración sonora que dura apenas un instante. ¡El nombre!...   ¡Ídolo torpe que el iluso adora, última y triste vanidad del hombre!   ¿A qué pedir justicia ni clemencia -si las niegan los propios compañeros a la glacial y muda indiferencia de los desconocidos venideros? ¿A qué pedir la compasión tardía de los extraños que la sombra esconde?   Duermen los ecos en la selva umbría y nadie, nadie a nuestra voz responde. En esta vida el único consuelo   es acordars